Batalla de Sekigahara
La batalla de Sekigahara comenzó
a primeras horas de un nublado 21
de octubre (15
de septiembre según el antiguo calendario chino) de 1600.
La batalla se prolongó todo el día y las únicas acciones de ninjas en el campo
de combate curiosamente no fueron las del ejército de Ieyasu, sino la actuación
de shinobi al servicio del clan
Shimazu del dominio de Satsuma,
quienes luchaban en contra del «Ejército del Este» de Tokugawa. Al final del
combate, los samurái de Satsuma se vieron obligados a retirarse antes de que fueran
atacados por los «demonios rojos» de Ii
Naomasa para evitar la derrota. El ejército de
Satsuma ideó un plan, en el que parecía que algunos elementos se rezagaban
cuando emprendían la retirada, lo que en realidad era una trampa, debido a que
éstos eran tiradores experimentados. Cuando Ii Naomasa se acercó a uno de
ellos, éste le disparo a su caballo y al momento de la caída se le destrozó el
codo izquierdo. En este momento apareció otro ninja: Miura Yo'emon, vasallo
principal de Naomasa, quien le brindó ayuda médica y le dio algún remedio de
color negruzco para detener el sangrado.
Shogunato Tokugawa
Después del
ascenso al poder de Ieyasu una vez ganada la Batalla de Sekigahara, estableció
el shogunato Tokugawa,
que perduraría más de 250 años. Durante
este periodo la actividad tanto de los ninja como de los samurái decreció
grandemente, por lo que en este periodo las artes marciales sufrieron un gran
declive, aunque fue en este periodo en que el mito del ninja comenzó a crecer y
se mezcló con distintas leyendas.
Ieyasu empleó a
algunos ninja para custodiar el interior del castillo, justo donde se
encontraban las habitaciones de sus concubinas,
mientras que el grupo principal estuvo encargado de vigilar la seguridad de la
puerta exterior principal.
Asedio de Osaka
La última
amenaza real para el nuevo shogunato tuvo lugar cuando Toyotomi Hideyori, ya de
edad adulta, empezó a reunir una fuerza de rōnin y
samuráis enemigos del shogunato en el Castillo
Osaka, por lo que Ieyasu, ya como Ōgosho (大御所 shōgun
enclaustrado) y su
hijo Hidetada como shōgun,
comenzaron la primera etapa del asedio del castillo en el invierno de 1614.
Tokugawa
recurrió nuevamente a shinobi tanto de Iga como de Kōga, los
cuales estaban bajo las órdenes de Hattori Masanari y Yamaoka Kagetsuge
respectivamente.34
La «campaña de
invierno» terminó después de que se llegó al acuerdo entre ambas partes de que
el foso del castillo sería rellenado pero Ieyasu regresó de nuevo en el verano
de 1615 para
concluir la batalla. Los ninjas que habían participado en la primera campaña
habían regresado a Iga insatisfechos con la recompensa que habían obtenido,
pero fueron convocados de nuevo para la «campaña de verano» por Miura Yo'emon,
lo que demuestra que aquellos que no eran parte de los sirvientes de Tokugawa a
un eran unos mercenarios.
Finalmente, con
la participación de ninjas entre las tropas regulares, el castillo cayó después
de llegar a un punto crítico en la batalla de
Tennōji, donde Hideyori cometió seppuku en
medio del castillo en llamas.
Rebelión Shimabara
La mayoría de
los académicos concuerdan en que fue durante la rebelión Shimabara de 1637,
un levantamiento armado de conversos católicos, en que los ninjas tuvieron su
última gran participación.37 38 25 Durante
el conflicto, cerca de 40.000 rebeldes ocuparon el Castillo Shimabara, ubicado
en la isla de Kyūshū,
por lo que un grupo de ninjas se introdujo al castillo para entregar informes
detallados de su construcción, ubicación
del foso, robar
contraseñas y
víveres. Fueron
los ninjas además, quienes confirmaron que la situación dentro del castillo era
crítica debido a la falta de alimentos y provisiones, por lo que se decidió
realizar el ataque final, donde los rebeldes fueron vencidos.
El último ninja
Los principales escritores
e investigadores en el tema aseguran que debido a que la naturaleza del
ninjutsu no era la de un arte marcial, sino una táctica de guerra y que además
sus practicantes eran expertos en farmacología, medicina, astrología, espionaje así como la
preparación de explosivos y combate, al día de hoy sería
prácticamente imposible que existieran verdaderos ninjas. Sin embargo, el
director honorario del Museo de Iga, Jinichi
Kawakami, es considerado como el último verdadero ninja, debido a que es el
vigesimoprimero Sōke de la Koka-ryū Hanto (ninjutsu
de Iga y Kōga)
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